martes, 18 de agosto de 2009

Los sonidos del resplandor. Texto sin sentido sobre la película de Stanley Kubrick.

Tac, tac, tac tac tac, Tac tac… interrumpidos por un “cómo estás amor”….sólo necesito terminar mi trabajo… no entres cuando estoy trabajando…

-get the fuck out of here.

Ok – Responde Wendy humillada.

La pelota de tenis rebota una vez más, y otra… tac, tac, tac tac, tac tac tac… clac, clac, clac clac y Wendy intenta utilizar las líneas telefónicas, pierde su tiempo, las líneas no funcionan. White noise – White noise… la radio funciona.

-Sra. Torrence tenga encendida la radio todo el tiempo.

-Eso haré, cambio y fuera.

-Ven a jugar con nosotras Danny… por siempre.

-Tony, tengo miedo.

-Recuerda, no son reales, son como las ilustraciones de un libro.

Estúpido cochecito del DOC…. Piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio, redrum, piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio, piso, alfombra, silencio.

Tac, tac, tac, clac clac tac, tac clac tac.

-Tú nunca nos harías daño, ¿verdad papá?…

Tac, tac. Clac, clac, clac…

El sonido del viento vagando en los simétricos pasillos del Overlook hasta la habitación 237. Entra y sale, entra y sale.

AAAHHHHHH!!!!.... AHHHH!!!! Pisadas, pisadas, la mujer corre desde las calderas, pisadas, terror, pesadilla.

-Soñé que los mataba a ti y a Danny, y los partía en pedazos.

Las gemelas a lo lejos, no se acercan, tampoco nosotros, se van, se van, se van, no hay detalle. Nos atrae la muerte, nos acerca más y más y más y más, detalle, más y más, la muerte nos llama (ven a jugar con nosotras), detalle y por fin su rostro. Es igual de terrorífica la imagen sin dimensiones que la cercanía del full shot.

El molesto y penetrante sonido del resplandor une dos imágenes. Nos prepara, nos fastidia, nos atrae. Palpitaciones, o al menos eso parecen. Jack aumenta su ritmo cardiaco por miedo, Jack aumenta su ritmo cardiaco por excitación. Dos emociones que generan el mismo resultado. El latido del corazón narra la secuencia… el sonido del resplandor y las risas de la putrefacta muerte nos conducen al mundo del Overlook.
¿En qué momento escaparon los protagonistas de la realidad? Encontramos el silencio. Las cualidades dramáticas del silencio nos indican que entramos a otra escena.

El sonido del resplandor predice el futuro. El sonido del resplandor aumenta la tensión de la escena… de nuevo los latidos nos hablan. El ruido estridente creado por el impacto de las ollas, tazas y demás utensilios de cocina al caer al suelo nos sorprende con una nueva escena. Seguimos a Jack por los interminables pasillos del Overlook hasta llegar al salón de baile, en dónde Lloyd y Grady le tienen preparada una salpicante velada.

El color rojo en las paredes, en los lavamanos, en la chaqueta de Jack. El color rojo del baño nos advierte, como la insistente depravación sonora del “resplandor”, que no hay un Jack, que no hay un Grady, que no hay un cuidador. Hay un celoso Overlook que reclama, como suyos, a los olvidados y desgraciados desechos de la sociedad.
El Overlook respira sangre. El latido de nuevo, pero no es Jack, no es Grady, no las gemelas, ni Danny. Tac clac, clac, tac de la máquina de escribir.

Televisión y radio, son los sonidos que intentan retenernos en la seguridad que representa lo cotidiano, lo conocido. Pero estamos en un universo controlado por el Overlook, ya no hay pasado, ya no existe el conejo Bugs. El contacto con la realidad no es más que una placentera ilusión desvanecida por las miles de páginas provenientes de la máquina de escribir.

Nuestro mundo quedó atrás, nos gobiernan el ruido de notas bañadas por el caos, alteradas por la sangre y la locura.

-Debemos llevar a Danny con un médico. (O.S.)…Silencio. Por un momento la cordura pretende tomar el control de la situación pero no lo consigue. Con Jack regresa el desorden. La locura pretende terminar con la amenaza del Overlook. Jack es ahora como el Renfield de Drácula, el eterno guardián del no muerto que hará lo que sea por el bien de su amo.

Ruido, notas, más notas y sonidos de alta frecuencia. El terror se acerca.
Wendy es ahora un patético intento de ser humano. Un ser humano dominado por el miedo, una sugerente no-heroína que ha conseguido, sin quererlo, establecer los parámetros entre la vida y la muerte, entre la realidad y la fantasía.

Redrum…redrum… otra incipiente palabra que grita Tony. Es cada vez más aguda, y más y más hasta que nos conduce a la realidad del hacha, del niño, de la víctima y del asesino irracional. Porque la realidad ha invadido la escena. La muerte ha invadido la escena. Tan real como lo quiere el Overlook. El asesinato, la muerte, que sólo puede acontecer en el mundo de lo factible, de la razón y la sin razón, es lo único que no puede tener el majestuoso hotel. Resguarda a los muertos, sí, pero necesita de un instrumento que haga su trabajo, un mediador, un interlocutor con la realidad.

De nuevo el sonido del viento, del frío, de la muerte, del Overlook. Pasos lentos, pasos al fin que retumban por las paredes del aislado hotel. El eco del lugar les da vida, después el silencio que termina con los gritos que nos trasladan entre escenas. Al final… la muerte.

De nuevo el caos. El mundo del Overlook.

El sonido del viento, del frío, del Overlook, se hace más fuerte en la secuencia final. Sólo es interrumpido por los gritos de Jack, la música del desorden, de la muerte, hasta concluir con el silencio. La música no une escenas, no nos brinda esa grandiosa cualidad de la continuidad, por el contrario, nos obliga a cambiar de dimensión, a observar lo poco que queda de la realidad.

El caos se hace más fuerte mientras la pesadilla envuelve a Wendy. Los muertos salen, gritan. La música no se detiene. Lo que antes era un mundo en silencio ahora se divierte entre el ruido y las notas sin sentido. Nunca se detiene, espera por su sangre.

Jack comienza a morir… su Renfield no pudo cumplir la tarea. El silencio condena el desempeño del Sr. Torrance. Le ha fallado al Overlook. No se derramó la sangre de los intrusos, no se derramó la sangre del esclavo… si es que hubo algún esclavo.

Jack, Grady, Overlook, Grady, Jack. No sabemos quién llegó primero, o quién es verdaderamente quién, o quién domina a quién, lo que es seguro es que nunca se irán. Y al final, la música fue dominada por el silencio.

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